Si la ICH Q3D ha dejado algo claro, es que no es en ningún modo “elemental”. La implementación de esta directiva es un proceso vivo que tanto el TAC como el fabricante siempre debería tener en mente. Mantener un contacto proactivo con los fabricantes de materias primas es imprescindible para garantizar que toda la información contenida en los análisis de riesgo es válida y fiable.
La implementación de la normativa implica realizar un análisis de riesgos para cada producto terminado. Este análisis tiene que ser exhaustivo y contemplar todas las posibles fuentes de contaminación de impurezas elementales en el medicamento: APIs, excipientes, equipos de fabricación, material de acondicionamiento y servicios como el agua.
La normativa ICH Q3D exige que el análisis de riesgos se reevalúeante cualquier cambio con el potencial de modificar el contenido de impurezas elementales en el producto. Estos cambios pueden incluir: cambios en rutas de síntesis, excipientes, proveedores, materias primas, procesos, equipos, material de acondicionamiento y servicios. Una propuesta completa para llevar a cabo un mantenimiento eficiente debe contemplar:
- Gestión de los cambios: Para gestionar estos cambios de forma correcta y mantener actualizadas las conclusiones de los análisis de riesgos, será imprescindible desarrollar un enfoque proactivo y una buena coordinación interna.
- Revisión periódica de los procesos: Esta revisión se podría encuadrar en las revisiones de calidad del producto (PQRs). La frecuencia de dicha revisión debe ser acorde al riesgo, teniendo en cuenta diversos factores como: cantidad de impurezas y su potencial variabilidad, volúmenes y frecuencia de producción, alcance, etc.
Con el tiempo, la revisión debe ser capaz de proporcionar nuevos datos y conocimiento, para profundizar nuestro entendimiento de los procesos y materiales. Una buena forma de generar este conocimiento podría ser la realización periódica de ensayos analíticos.