Triste coincidencia. Ayer era el día mundial del cáncer y antes de ayer enterrábamos a una excelente amiga por cáncer de rápida evolución. Algo hemos logrado en términos generales reduciendo la mortalidad por debajo de la mitad de los casos registrados a los 5 años (47%), pero ¡ay amigo cuando te toca!.
Sobre todo porque no siempre se cumple la regla de ver extinguirse a los progenitores y el cáncer no cumple la regla natural y se lleva a jóvenes hijos antes que padres (aunque el incremento de la esperanza de vida incremente el numero de tumores en las últimas etapas de la vida: más del 50% desarrollara cáncer con más de 80 años). !Qué pena ver a padres despedir a hijos!.
La medicina evoluciona y la personalización de las terapias avanza. Cada vez es más fácil seleccionar los tratamientos mas efectivos para cada caso. El diagnóstico por imagen, las pruebas de laboratorio, la anatomía patológica y la genómica permiten conocer el grupo de pacientes que responderá al tratamiento y la investigación de la industria farmacéutica nos sorprende todos los días con una nueva molécula capaz de curar (ya no solo alargar la vida), pero ¡qué triste es haber agotado todas las salidas y enfrentarte a la muerte segura!.
Los bioética nos orienta en los limites de la vida, el principio de autonomía parece prevalecer para elevar la humanidad y la toma de decisiones de carácter personal. Cada vez nos acercamos más al paciente que guía sus decisiones, a la persona informada y al buen morir, pero ¡que melancolía sucede cuando no volverás a sentir de cerca a tu amigo!